El pasado 25 de octubre dí el visto bueno a la última galerada de mi libro. Desde entonces, son aproximadamente treinta días hábiles para tenerlo en mis manos, seis semanas, pero se me están haciendo eternas.
Por un lado esperas a decir algo en tu entorno, excepto en el más próximo, que te ha apoyado constantemente y que, incluso, ha leído los borradores; pero estás deseando que te lleguen los ejemplares, para poder hacer público algo en lo que has trabajado y que te ha producido una verdadera satisfacción.
Además, la Editorial Círculo Rojo te ha mandado un book trailer de presentación, que te ha incrementado la necesidad de tener tu libro.
Te abre el apetito, en eso confío.
De todas las formas, es una suerte que me haya gustado escribir, o cantar, pero eso es otra cosa.
Siempre he pensado que yo no podría pintar un cuadro, aparte de que, quitando la brocha gorda, mi capacidad pictórica es nula, sería incapaz de venderlo. Siempre sería como vender un hijo.
Con los libros, o con los discos, es otra cosa. Tú tienes tu original y vendes copias del libro, o de la canción, pero siempre sigue siendo tuya.
Siempre he dicho que artista es realmente el que vende, no el que pinta, pero eso es cuestión de otro día.
Sigo esperando, que la paciencia parece ser una virtud.
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